Interesante a la par que preocupante artículo en el Diario Expansión la semana pasada. Bajo el título de "Un país sin red" Ramón R.Lavín aporta datos tan escalofriantes como que "a penas el 43% de las empresas con más de 10 empleados dispone de página web", o que tan sólo "el 4% de la empresas utilizan la web para sus compras y el 3% para sus ventas".
Estos datos, que sin un análisis pueden resultar meras estadísticas para guardar en un cajón, muestran el ridículo grado de adaptación de nuestras empresas a las nuevas tecnologías y al cambio social que éstas están provocando. Seguramente existan análisis, teorías y datos estadísticos que demuestren dicho cambio, pero yo prefiero quedarme con prácticas del día a día: ¿qué es lo primero que uno hace cuando le llaman para una entrevista de trabajo? Consultar la web de la empresa para conocerla y ver si le interesa. ¿Cuánto hace que no esperas una cola para adquirir entradas en el cine porque las compras por internet? ¿cuántas citas, fines de semana, fiestas, etc. has planificado por email los últimos 6 meses? La red es una realidad en el día a día de la sociedad y las empresas no pueden darle la espalda porque es el medio de comunicación/marketing con menor ratio precio/alcance.
Sin embargo, no creo que la culpa sea solo de los empresarios españoles. Son ya muchas las charlas que he mantenido con amigos sobre el aprovechamiento que ha hecho España de las ayudas europeas y de la ventaja que suponía el ser uno de los países más baratos para implantar sedes sociales de compañías en nuestro país. Desde mi punto de vista hemos tenido delante la mayor oportunidad de convertirnos en un país puntero en Europa, pero en lugar de eso nos hemos limitado a ver cómo podemos sacar más dinero de las ayudas gastando lo mínimo, quedándonos como en los Mundiales: "España apuntaba maneras, pero al final se desinfló".
En el lado opuesto está Irlanda, un país que ha sido capaz de darse cuenta de la oportunidad que tenía y ha dado muchísimas facilidades fiscales y geográficas a las empresas que tuvieran un proyecto sólido y con importantes inversiones en I+D, logrando así que multinaiconales de la talla de Microsoft o Google decidieran asentar sus sedes europeas en el país del trébol.
En estos momentos, con la entrada de Rumanía y Bulgaria en la Europa de los 25, y la presencia de países como Hungría, Polonia, etc. Ya no somos los más baratos...pero es que, debido al nefasto desarrollo tecnológico y formativo llevado a cabo en todos estos años, tampoco somos mejores...Como diría Pascual Montañés, como no seamos los únicos lo llevamos claro... Menos mal que Ana Obregón se ha echado novio nuevo y ya tenemos algo en lo que precuparnos a diario...
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