
Leía hoy en
Metro la noticia de
la implantación del nuevo bachillerato. Según esta nueva ley se establece que un alumno podrá pasar de curso matriculándose de las asignaturas pendientes el año siguiente. Es decir, se adopta el modelo de matriculación universitario por el cual tú te organizas y decides sobre tu plan de estudios. Desde mi punto de vista es un grave error confiar este tipo de decisiones a chavales de 16 años, que no dudo que habrá muchos con mayor capacidad que algunos universitarios, pero por norma general se está adelantando una decisión que únicamente favorecerá ah…. ¿qué tiene de positivo esta nueva ley?
En definitiva, tenemos
uno de los niveles escolares más bajos de toda la UE (somos los terceros por la cola), con un fracaso escolar que está en cotas únicamente superadas por Malta y Portugal. Y ¿qué hacemos? Fomentar la cultura del “No pasa nada…ya lo haré el año que viene”. A esto hay que unirle otra de las medidas que se impuso con la nueva LOGSE (yo ya participé en esta Ley cursando mis estudios desde 3º de ESO hasta 2º de Bachillerato): la de incorporar a los estudiantes de 1º de ESO a los institutos;
No puedes pretender que niños de 12 años vayan a un instituto, donde tendrán que verse obligados a convivir con estudiantes de hasta 18 años, con profesores literalmente quemados por los problemas escolares de muchos adolescentes que les van a
tutelar de una forma distinta a la que en necesitan por su temprana edad.
En resumen, creo que
cada gobierno o cada ministro llega con ideas nuevas milagrosas para mitigar el problema del fracaso escolar y se dedican a experimentar y poner en marcha leyes que a día de hoy podemos constatar que no han tenido ningún efecto beneficioso. Como dice mi abuelo: “los experimentos, con gaseosa” no con las generaciones futuras. Hagamos de una vez por todas una ley que de verdad fomente el estudio y que haga de la educación algo más práctico y sencillo de relacionar con su día a día a los estudiantes.