Disneyland París

Después de un fin de semana agotador por tierras parisinas he venido absolutamente encantado no sólo con la ciudad del amor (también conocida como ciudad luz) sino también con Disneyland París (antes Disneyland Resort París, antes Eurodisney… ¿bien Elena? ). Y no es que las atracciones hayan supuesto una experiencia inolvidablemente en mi vida (aunque la verdad es que consiguen sacar tu al niño que llevas dentro en muchas ocasiones), lo increíble del parque es el ambiente que se respira, me explico: Cuando atraviesas las fastuosas puertas del recinto parece que hay un aura de felicidad que lo irradia todo, nadie está enfadado (a pesar de que un niño cojonero te empape en el laberinto de “Alicia en el país de las maravillas”), todo el mundo es feliz.

¿Cómo lo consiguen?

“Sencillo”, basta con tener claro que la calidad del servicio se mide en toda la cadena de valor. Es decir, desde el tipo de seguridad que te revisa la mochila al entrar hasta los empleados que te despiden a tu salida del parque interactúas con una media de 10 empleados de Disney, 10 oportunidades para mejorar o estropear tu imagen de marca. Un ejemplo: el parque está impoluto (ni un papel en el suelo) gracias a un ejército de encargados de la limpieza. En dos ocasiones les pregunté sobre la ubicación de los lavabos y los dos me respondieron con una sonrisa en los labios y haciendo un esfuerzo por entender mi terrible francés.

Otra buena muestra es que en todas las atracciones el trato fue exquisito tanto hacia los adultos como hacia los niños (que no olvidemos que son los prescriptores a la hora de acudir al parque), manteniendo en todo momento ambiente de fábula con el que bien han sabido impregnar la marca Disney y por ende sus innumerables productos a la venta en las tiendas existentes alrededor de todo el mundo.

Parece que todos los empleados están perfectamente preparados y concienciados con la importancia de la calidad del servicio global del parque, porque como bien diría Elena, sólo de esa manera se puede conseguir “vender magia”.