¿Por qué algunos pasamos el día imaginando posibilidades de negocio? ¿qué es lo que nos mueve a realizar esfuerzos importantes (económicos y personales) en la puesta en marcha de una empresa? Pues a pesar de que pueda resultar un tanto vago, la respuesta es el Espíritu Emprendedor. Ese espíritu es el que hace que muchos nos llenemos de ilusión y por ende de energía cuando vemos una oportunidad de negocio, siendo capaces de sacrificarnos por la puesta en marcha de la idea.
Hay muchos que malentienden el concepto de emprender, porque toman como referencia a los Bill Gates, Amancio Ortega, Martin Varsavsky, etc. No digo que esté mal tener referencias de casos de éxito como los de estos personajes, sin embargo es peligroso caer en el error de no saber ver lo que les ha costado llegar a donde están, o de que al igual que ellos muchos otros decidieron emprender y fallaron. Si no se tiene en mente que para transformar una idea (partimos de la base de que sea buena) en un negocio hacen falta conocimientos, esfuerzo, suerte, esfuerzo, apoyos y esfuerzo, es muy complicado llevar a cabo esa transformación.
En mi casa el espíritu emprendedor siempre nos ha rodeado, no en vano ya mi bisabuelo Fernando Rodríguez fundó la revista RITMO hace 78 años, mi abuelo heredó su gestión y mi padre se encarga actualmente de ella junto con otros negocios como Ferysa o Polo Digital. Puede que por ello yo esté disfrutando como un niño con la puesta en marcha de MediaTaxi o con ideas tan interesantes como LostChildren o Joining.
El caso es que el último en embarcarse en esta difícil aventura de la creación de una empresa es mi hermano Iñaki, quien con la puesta en marcha de Runakay se ha propuesto llevar el deporte a las comunidades de vecinos de la zona norte de Madrid. Su catálogo de servicios es limitado por el momento: clases de pádel, torneo intercomunidades y entrenamiento personal. Sin embargo ha desarrollado una metodología de trabajo basada en la experiencia y los conocimientos teóricos de su equipo que estoy seguro que logrará alcanzar los que a día de hoy son sus máximos objetivos (como buen emprendedor):
- Atraer clientes: combinando la publicidad con el boca-oreja (aquí es donde entra en juego el método Runakay, ya que si logra la satisfacción de un cliente, éste se convertirá en prescriptor).
- Fidelizar la base de clientes actual: mi hermano no se engaña, sabe que las clases de pádel y el entrenamiento personal son commodities, por eso se ha propuesto aportar valor a esas actividades en forma de seguimiento trimestral individualizado y la posibilidad de poner a prueba las habilidades adquiridas en el torneo intercomunidades.
Espero que tenga suerte en esta nueva andadura para la que estoy seguro que tiene los conocimientos necesarios y todo nuestro apoyo. El resto lo pone él.
2 comentarios:
¡Vaya familia de emprendedores!
Dile a tu hermano que soy un cliente potencial para las clases de pádel. Tanto yo, como algún familiar y amigos hemos comentado alguna vez que nos gustaría mejorar nuestro nivel y mi mujer (después de dar a luz) y algunas amigas se que les gustaría iniciarse.
Ñiu! Ñiu!
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